El mejorar la
integración y luchar contra la discriminación no fueron las únicas razones que
el Parlamento Europeo citó al introducir el programa "Ajedrez en la
Escuela". Los eurodiputados firmantes de la iniciativa también hicieron
mención a que "sea cual sea la edad del niño, el ajedrez puede mejorar
su concentración, paciencia y persistencia y puede ayudarle a desarrollar el
sentido de la creatividad, la intuición, la memoria y las competencias, tanto
analíticas como de toma de decisiones; que el ajedrez enseña asimismo valores
tales como la determinación, la motivación y la deportividad".
En una entrevista a
Marca, Gari Kasparov se mostraba muy a favor de la introducción de su disciplina en
las aulas, aunque sin caracterizarlo como deporte: "Ajedrez en la escuela
puede confundirse con la práctica del deporte del ajedrez en los colegios —al
estilo del fútbol o el baloncesto—, mientras que yo me refiero a una
herramienta pedagógica importante, que enseña a pensar y transmite valores. Es
decir, a una asignatura por sí misma o a un apoyo en la enseñanza de otras
asignaturas, como matemáticas o historia."
Pero ¿están de acuerdo
los expertos en educación con estas lecturas? Sí, al menos según un estudio publicado por dos investigadores de la Universidad
de La Laguna, que comprobó como el grupo de alumnos que practicaba regularmente
ajedrez presentaba una mejora de las
competencias cognitivas que
el grupo que practicaba fútbol/basquet. "Se confirma, por tanto, el valor
del ajedrez como herramienta a introducir en las aulas para estimular las
competencias y habilidades cognoscitivas", concluían.
Además, y en la
dimensión sociafectiva, "el profesorado percibe al alumno como más
satisfecho con la escuela y el profesor, con un mayor agrado por el estudio, una
mayor satisfacción consigo mismo, una mayor confianza y seguridad y,
finalmente, con una capacidad mayor de afrontamiento y de resolución de
problema".
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